viernes, 28 de mayo de 2021

El Espíritu Santo nos renovó ¿y ahora qué?

La semana pasada con gozo y alegría nos uníamos en oración esperando una vez más, la promesa de la efusión del Espíritu Santo, nos disponíamos a que nos renovara con su unción para darnos una nueva motivación, un nuevo empuje, ganas frescas de testimoniar nuestra adhesión a Cristo.

Como en años anteriores, quizás algunos de nosotros, sentimos la presencia del Dulce Huésped del Alma, que venía con sus regalos, con sus consejos, con nuevas formas de poner en práctica viejas ideas.

Quizás siempre estuvieron ahí, pero el tiempo fue propicio, pusimos más atención o miramos de otra manera, con la mirada de estos tiempos, con las necesidades de hoy y sus urgencias.

De la manera que lo hayamos experimentado, cabe preguntarnos ¿y ahora qué? ¿cómo seguimos? ¿qué debemos hacer? Como preguntaban aquellos primeros discípulos que se iban convirtiendo al impulso misionero de la iglesia naciente.

Para ayudarnos a contestar estas inquietudes, tomemos los versículos del Capítulo 6:1-12, 18-20, de la carta del Apóstol Pablo a los hebreos.

En esa enseñanza dirigida “a los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, a los que participaron del Espíritu Santo y saborearon la buena Palabra de Dios” llama mucho la atención la introducción “Por eso, dejando a un lado la enseñanza elemental sobre Cristo, vayamos a lo más perfecto

 

Como si a nosotros se nos propusiera, bueno, dejemos de lado el catecismo para centrarnos en otra forma de vivir las Enseñanzas Cristo.

 

Es obvio que Pablo no está dando por caducas “las verdades fundamentales, como el arrepentimiento por las obras que llevan a la muerte y la fe en Dios.

La instrucción sobre los bautismos y la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno”

Entonces ¿qué nos quiere decir?

Si luego de participar del Espíritu Santo, de haber aprendido la catequesis de la Iglesia, de haber reflexionado la Palabra, de que hayan intercedido por nosotros y de haber recibido los sacramentos de vida, a pesar de ello, “a pesar de todo recayeron, es imposible renovarlos otra vez elevándolos a la conversión, ya que ellos por su cuenta vuelven a crucificar al Hijo de Dios y lo exponen a la burla de todos

Es que no podemos darnos la oportunidad del “afloje”. Quizás algún espacio para el tropiezo, una pequeña caída de rodilla a tierra, pero hasta ahí, no podemos quedarnos caídos, no podemos recaer y quedarnos al costado del camino.

Quizás un sacudirse y arrancar de nuevo.

Si toda esa bendición y unción que nos fue regalada, no prospera en nuestra vida ¿qué más hará falta? ¿qué podrá venir luego que sirva para elevarnos, para convertirnos?

De ningún modo, podemos considerar que pasó Pentecostés, y ahora ya puedo volver a mi chatura, mi depresión, mi vieja rutina, mi falta de oración, mi falta de compromiso con mi comunidad, es decir a mi vida de antes.

¿Me volveré a sentar hasta el próximo Pentecostés, a ver si en una de esas cambia algo?

Pablo trata de motivar a los hebreos, recordándoles lo que pasa con la tierra árida y con la que da frutos.

Como integrantes de esta comunidad carismática de Belén, preferimos quedarnos con estos otros estímulos: “Solamente deseamos que cada uno muestre siempre el mismo celo para asegurar el cumplimento de su esperanza. Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas

Porque al igual que Pablo nosotros queremos aferrarnos a esta esperanza: “…, los que acudimos a Dios, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece. Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.”

Pidámosle a Dios, quien produce en nosotros tanto el querer como el hacer, que nos regale ambas gracias, para que podamos ser instrumentos útiles a la respuesta que los dones y carismas nos demandan.

Que así sea.

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