miércoles, 24 de marzo de 2021

Cuaresma: un tiempo para entregar el corazón a quien lo custodia

Por Adela Babio


Un tiempo para reconocer nuestra necesidad de Dios, abandonando toda pretensión humana de control, de saberlo todo y la autosuficiencia de arreglárselas con mis propias luces, rechazando consciente o inconscientemente la comunidad, el ser contrastado por un pastor o guía espiritual, en fin, aquello de que genio y figura hasta la sepultura....

Un tiempo para ayudarnos entre todos a crear un clima en el Espíritu Santo que posibilite derribar los viejos mecanismos de defensas (esto es lo que le pasa a mi pareja, a mis hijos etc y por casa cómo andamos…) para dejar obrar en total libertad a Dios, Uno y Trino, que sabemos que nos ama y por tanto no hay lugar para miedos y vergüenzas, sobre todo interiores. Porque donde hay Amor no puede haber lugar para el temor.

La propuesta es mirar hacia nuestro interior y dejarnos conducir por el Espíritu, y a la luz del examen de conciencia, ir anotando aquello que vamos reconociendo en nuestro interior, para evitar caer en la anestesia de la conciencia, relativismos morales y de todo tipo de tibieza espiritual, la falsa seguridad de creernos buenos.

Ya lo ha dicho Jesús, hay uno sólo bueno y ese es Dios.

Intentemos mirarnos en la presencia amorosa del Padre creador, del Hijo redentor y del Espíritu Santo santificador.  Sin querer abarcar todo el tema de la madurez espiritual y psicoafectiva, pero tratando de ahondar en nuestro estadio espiritual y descubrir las áreas que necesitan ser más atendidas, dónde debemos abrirnos más para que el Espíritu Santo siga haciendo la obra que un día comenzó en todos nosotros.

Intentemos hacerlo con madurez que es la habilidad para manejar la frustración, controlar la ira y establecer diferencias, sin violencia y destrucción. Es paciencia; es la voluntad de renunciar a la gratificación, no quedarse en el inmediato placer o ventaja, para apuntar a la ganancia a largo alcance.

Intentemos hacerlo con perseverancia, enfrentando laboriosamente el proyecto o situación, a pesar de la oposición y desalentadores reveses.Por Adela Babio

Con desinterés, respondiendo a las necesidades de los demás. Con la capacidad de enfrentar lo desagradable y frustraciones sin amargura. Con el don de permanecer calmo frente al caos

Esto nos traerá como consecuencia PAZ, no sólo para nosotros, sino para aquellos con quienes vivimos y quienes toman contacto con nosotros.

La habilidad de disentir sin hacerse desagradable.

La humildad de decir me equivoqué, de decir lo siento y de no cobrarle al otro los aciertos propios.

La habilidad de tomar una decisión y aceptar plenamente la responsabilidad y consecuencias de los resultados.

Alcanzar madurez espiritual reporta: confiabilidad, integridad, el ser fiel a la palabra dada.

Lo contrario es encontrar excusas para todo, no exponerse, ser cobardes, indecisos, encogerse en las crisis, vidas que son un laberinto de promesas rotas, de empresas inacabadas y pasados amigos.

Finalmente, ser maduro espiritualmente es alcanzar la gracia de vivir en paz, con lo que no se puede cambiar, que no es resignación sino aceptación y confianza en quien Custodia nuestro Corazón.

 

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