miércoles, 24 de marzo de 2021

QUE COSAS GUARDAMOS EN EL CORAZÒN

 Por Gabriela Álvarez


Todos los que estamos en el camino del Señor sabemos que él nos manda perdonar, es un mandato de amor de nuestro papito del cielo. La enseñanza es clara  pero aun con años en el camino del Señor seguimos enfermos, estancados por no aplicarla, o por no saber aplicarla.

Ese no saber o no poder aplicarla es porque cuando se mezclan los sentimientos, nos terminamos olvidando que el perdón es una decisión. Entonces entran nuestros sentimientos heridos y nuestros argumentos.

Yo tengo razón etc. ¿Y si tengo razón porque tengo que perdonar? ¿Porque tengo que hacerlo si nunca me pidieron perdón?

En tiempo de cuaresma es bueno recordar lo dicho por el profeta Isaías  “El ayuno que a mí me agrada es que liberen los presos encadenados injustamente, es que liberen a los esclavos, es que dejen en libertad a los maltratados.”

Es claro cuando se refiere a los demás debemos liberar al hermano que etiquetamos, sea porque no piensa igual a mi o no hace las cosas a mi modo. Entonces es incapaz de pocas luces, etc. etc. Una galería de etiquetas que ponemos a los demás y que no aceptamos para nosotros. 

Cuantos dones se pierden porque cuando entran a nacer, el primer comentario que se recibe es negativo. Entonces nunca más lo intentamos ese don no se explota y nace la frustración.

También nosotros, muchas veces conocemos hace muchos años el camino del Señor y no hemos dejado liberar todavía.  No aceptamos cosas dolorosas que nos tocaron vivir, nos da rabia acordarnos de un fracaso, de una situación que nos gustaría haber podido resolver diferente, un abandono o una muerte o cosas que vivimos en la infancia y no pudimos evitar.

Pidamos al Espíritu Santo que nos muestre donde estamos heridos y digámosle:  si tú me ayudas yo puedo perdonar y experimentar tu sanidad. Lo que no se saca a la luz no se redime, así que pidamos esa luz.

El perdón es un mandamiento de amor para sanar. ¿Pero cómo se si ya perdoné? Muchas veces pensamos o decimos, yo ya perdoné, pero nos acordamos de etapas de nuestra historia con rabia o con frustración o todavía sentimos bronca cuando nos acordamos de determinada persona.

Si todavía hay dolor falta trabajar el perdón. Nunca vamos a dejar de recordar, sin hacerlo sin rencor y sin dolor.

Estamos llamados a vivir en libertad, no cargando o haciendo cargar dolor a otros. El dolor enferma y lo sabemos sobradamente.

La salida de la cárcel ya fue dispuesta, el auto de libertad fue firmado al pie de la cruz, es hora de que corramos la reja de la prisión y empecemos a vivirla

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario