sábado, 2 de febrero de 2008

Nuestro Peregrinar

Introducción:
Dios, en su infinita Misericordia, ha puesto en nuestro corazón el deseo incontenible de ir a su encuentro y obtener las promesas que como Padre amado nos ha hecho.
En nuestro peregrinar, debemos ser hábiles, para poder andar como conviene, teniendo siempre en nuestro horizonte el objetivo que Él nos marca.
Nuestro peregrinar tiene mucho en común con el del pueblo de Israel, en marcha hacia la tierra prometida. Dios, por medio del Espíritu Santo, ha inspirado a los autores del Antiguo Testamento, para que su historia fuera testimonio que ilustrara nuestro andar.
En el tema de hoy, vamos a analizar lo que Dios quiso para las tribus de Rubén y Gad.
Desarrollo:
Lee el Capítulo 32 del libro de los Números, ponte en lugar de Rubén y Gad, sustituyendo todo lo que sean bienes materiales por bienes espirituales, y contesta las siguientes preguntas:
  1. ¿Eran estas tribus, pobres o ricas? (v. 1)
  2. ¿Estaban satisfechos o insatisfechos respecto a lo conquistado hasta ahora, como para seguir andando o conformarse? (v. 4-5)
  3. ¿Cuál era la voluntad de Dios? (v. 20-22)
  4. ¿Qué pasaría con los hermanos de comunidad si en lugar de hacer la voluntad de Dios hacían conforme a ‘su conveniencia’? (v. 7-9)
  5. ¿Qué pasaría con nosotros mismos? (v. 14-15)
  6. ¿Qué respuesta dieron a la voluntad de Dios (v. 17-19)
  7. ¿Arriesgaron a perder las bendiciones ya obtenidas? (v. 16)
  8. ¿Comprendieron que no era su conveniencia sino la voluntad de Dios? (v. 25-27)
Vamos ahora al libro de Josué
¿Está la bendición de Dios en los bienes, sean estos, materiales o espirituales? (Cap. 1:13)
  1. ¿En qué posición de la ‘batalla’ debían posicionarse, respecto a los hermanos de comunidad? (v. 14)
  2. ¿A quién deben representar los guías de la comunidad y qué actitud deben asumir los guiados? (Cap. 22:2)
  3. ¿Cuál fue el cumplimiento respecto a la voluntad de Dios? (v. 3)
  4. ¿Cuál fue la recompensa que obtuvieron? (v. 4)
  5. ¿Cuáles fueron las recomendaciones del guía? (v. 5)
Las respuestas a las preguntas 13 y 14, ¿qué palabras de Jesús te recuerdan? (Mateo 11:29)
Aplicación:
Nuestro peregrinar no ha de estar dirigido por ‘nuestra conveniencia’ sino por la voluntad de Dios, la que habremos de discernir desde las directivas de nuestro padre y pastor, que Dios ha instituido al frente de nuestra comunidad. Directivas que se van a transmitir en medio del pueblo y para el pueblo de Dios.
No es en los bienes materiales o espirituales donde vamos a encontrar las promesas cumplidas, sino en el ‘descanso de nuestras almas’ al que debemos aspirar. Mientras nuestras almas estén inquietas hay tarea por hacer.
Debemos cuidar las bendiciones que vamos obteniendo, no arriesgarnos a perderlas en nuestro camino y en las sucesivas batallas que nos tocarán librar.
En cada nuevo desafío debemos ir a más y obtener no menos de lo que ya teníamos de antes, por eso no debemos enfriarnos ni dejar que el fuego del Espíritu Santo se apague en nuestras vidas. Nuestras bendiciones pasadas y la gracia que Dios nos ha dado en el pasado deben estar siempre a buen resguardo y en fortalezas de fe.
Pregúntate en que posición estás de la conquista:
· Si estás en la posición de Rubén y Gad, es decir estás cómodo, no creas que ya has terminado de andar, la voluntad de Dios es que te pongas ‘por delante’ de tus hermanos de comunidad y de todos aquellos que aún tienen que luchar por conseguir lo que tú ya has logrado.
· No faltes ni a la Misa ni a la comunidad porque vas a desmotivar a tus hermanos y porque vas a correr el riesgo de volver al desierto y perder lo que has logrado hasta ahora. Dios es fiel, se tú también fiel a su propósito.
· Si estás en la posición de quiénes todavía no han conquistado lo que buscan, piensa que no estás sólo en esta lucha. Que hay muchos hermanos que están luchando contigo, que Dios no te va a abandonar y que tendrás siempre el apoyo de tus guías y tus hermanos. Como le dijo Dios a Josué, te lo dice también hoy a ti (Josué Cap. 1:9)

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