miércoles, 18 de junio de 2008

Hablemos confiadamente

Introducción:
Sabemos largamente, que una de nuestras tareas, como colaboradores del Plan Divino que NS Jesucristo, nos ha encomendado como Discípulos y Misioneros suyos, es la de anunciarlo a Él y a las Buenas Noticias que vino a traer para la humanidad entera.
Sabemos también, que para llevar adelante esta tarea, Dios nos ha equipado con todo lo que necesitamos.
Pero a pesar de todo este conocimiento, en nuestro interior, falta convencimiento, falta seguridad y sobran incertidumbre y temores, al ridículo, al fracaso.
En este año jubilar del Apóstol Pablo, tomemos un relato de su propia experiencia, que desde sus epístolas, nos llama a reflexionar, sobre este punto.
Desarrollo
Pídele asistencia al Espíritu Santo, para que te revele lo que el apóstol nos ha dejado escrito en la 1ª. Corintios Cap. 2 vs. 1 al 16, y contesta las siguientes preguntas.
  1. ¿Qué fue a anunciar Pablo en su visita a los corintios? (v. 1)
  2. ¿Fue haciendo alarde de elocuencia o sabiduría? (v. 1)
  3. ¿Decidió hacer algún tipo de presentación o demostración de conocimiento humano? (v.2)
  4. ¿En qué se concentró? (v. 2)
  5. ¿Confiaba en sus propias fuerzas cuando fue a llevar el mensaje? (v. 3)
  6. ¿Utilizó la oratoria y/o la persuasión para convencer? (v. 4)
  7. ¿En qué/quién se apoyó para su predicación? (v. 4)
  8. ¿Por qué? ¿En quién quería que se basase la fe de los evangelizados? (v. 5)
  9. ¿Sin embargo, con quiénes habla de sabiduría? ¿Qué los diferencia de las demás personas? (v. 6)
  10. ¿Tienen esa sabiduría los sabios y los gobernantes? (v. &)
  11. ¿A qué tipo de sabiduría se refiere? (v. 7)
  12. ¿Qué hubiera pasado si esa sabiduría les hubiera sido revelada a los sabios y a los poderosos? (v. 8)
  13. ¿Hay antecedentes de lo que Dios planeó para el hombre? (v. 9)
  14. ¿Alguien llegó a imaginárselo?
  15. ¿De quién se valió Dios para revelar su sabiduría a los hombres? (v. 10)
  16. ¿Porqué? (v. 11)
  17. ¿Qué espíritu hemos recibido nosotros? (v. 12)
  18. ¿Quién nos enseña entonces lo que tenemos que decir? (v. 13)
  19. ¿Combinando qué con qué? (v. 13)
  20. ¿Todos los hombres pueden entender las cosas de Dios? (v. 14)
  21. ¿Por qué quién las discierne? (v. 14)
  22. ¿Qué pasa en cambio con el que ha recibido al Espíritu Santo? (v.15)
  23. ¿Existe alguien que pueda enseñar al Señor? (v. 16)

  24. ¿Entonces, alguien puede enseñarnos algo superior a lo que el Espíritu revela?
Aplicación
Ya no tienes ninguna excusa, para dejar de hablar del Señor. No necesitas ningún tipo de sabiduría, conocida o aprendida para ir por el mundo comentándole a la gente lo que Cristo ha hecho en tu vida.
Aunque tiembles de miedo, aunque estés delante de sabios y poderosos, tu predicación, bajo la supervisión del Espíritu Santo, tiene poder, el poder que viene de lo Alto.
Piensa en el Espíritu y en lo que Él te ha revelado, y podrás combinar los pensamientos espirituales con las palabras espirituales.
No te preocupes, si en el camino te encuentras con hombres naturales –que de seguro te vas a encontrar- porque en ellos no ha discernimiento. Lo importante es que tu palabra salga clara, segura, confiada en la gracia que Dios te ha dado, de poder servirle y anunciar las Buenas Nuevas de Cristo.
¿Todavía dudas? ¿Todavía tiemblas? Preséntale a Jesús tus miedos y tus inseguridades y pregúntale: ¿Qué debo hacer Señor?

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