viernes, 19 de septiembre de 2008

Discípula, el Señor te escogió

Introducción:
Queridas en hermanas en Cristo:
En el día en que nuestra Parroquia celebra el encuentro de todas ustedes, queremos aprovechar la oportunidad para hacerles llegar nuestro reconocimiento a la labor que desempeñan en la común tarea que a todos nos ocupa, el Crecimiento del Reino de Dios.
Y nos ha venido excelente, a la oportunidad, la siguiente reflexión de nuestro querido Pastor Universal, el Papa Benedicto XVI «Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres»
Desarrollo
Evangelio según San Lucas 8,1-3.
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Papa Benedicto XVI

Audiencia general del 14•02•07

Sabemos que entre sus discípulos, Jesús escogió a doce para ser los padres del nuevo Israel, y los escogió para que «estuvieran con él y enviarlos a predicar». Este hecho es evidente, pero, además de los Doce, columnas de la Iglesia, padres del nuevo Pueblo de Dios, escogió también a muchas mujeres para que fueran del número de sus discípulos. No puedo hacer más que evocar brevemente las que se encuentran en el camino del mismo Jesús, desde la profetisa Ana hasta la Samaritana, la Sirofenicia, la mujer que sufría pérdidas de sangre y a la pecadora perdonada. No insistiré sobre los personajes que entran en algunas parábolas vivientes, por ejemplo la del ama de casa que cuece el pan, la que limpia la casa porque pierde la moneda de plata, la de la viuda que importuna al juez. En nuestra reflexión de hoy son más significativas estas mujeres que han jugado un papel activo en el conjunto de la misión de Jesús.
Naturalmente, en primer lugar se piensa en la Virgen María, que por su fe y su colaboración maternal coopera de manera única a la redención hasta el punto que Elisabet pudo proclamarla «bendita entre todas las mujeres», añadiendo: «Dichosa la que ha creído». Hecha discípula de su Hijo, María manifiesta en Caná su absoluta fe en él, y lo siguió hasta la cruz donde recibió de él una misión maternal para con todos los discípulos de todos los tiempos, representados allí por Juan.
Detrás de María vienen muchas mujeres, las cuales, a títulos diversos, han ejercido alrededor de la persona de Jesús funciones de diversa responsabilidad. Son ejemplo elocuente de ello las que seguían a Jesús asistiéndole con sus recursos y de las que Lucas nos transmite algunos nombres: María de Magdala, Juana, Susana, y «otras muchas». Seguidamente los Evangelios nos informan que las mujeres, a diferencia de los Doce, no abandonaron a Jesús a la hora de la Pasión. Entre ellas destaca, de manera particular, María de Magdala, la cual, no tan sólo asistió a la Pasión, sino que fue la primera en recibir el testimonio del Resucitado y a anunciarle.
Es precisamente a ella a quien santo Tomás de Aquino reserva el calificativo único de «apóstol de los apóstoles», y añadiendo este bello comentario: «Así como una mujer anunció al primer hombre palabras de muerte, así también una mujer anunció a los apóstoles palabras de vida».
(Referencias bíblicas: Mc 3,14-15; Lc 2, 36-38; Jn 4, 1-39; Mt 7, 24-30; Mt 9, 20-22) Lc 7, 36-50; Mt 13, 33; Lc 15, 8-10; Lc 18, 1-18; Lc 1, 42; Lc 1, 45; Jn 2, 25; Jn 19, 25-27; Lc 8, 2-3; Mt 27, 56.61; Mc 15, 40; Jn 20, 1. 11-18)
Aplicación
Nosotros que compartimos semana a semana vuestro compromiso de querer servir cada día más al Señor en ‘espíritu y en verdad’ nos sentimos con la libertad de visualizarlas como a estas primeras discípulas que seguían y servían al Señor.
¿Tú, no te visualizas de la misma manera? Entonces en oración pregúntale ¿Qué debo hacer Señor?

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