sábado, 1 de marzo de 2008

¿Cuáles son mis frutos de conversión?

Introducción:
A lo largo de este tiempo de Cuaresma, hemos estado reflexionando acerca del arrepentimiento y de la conversión. De lo importante que es para Dios un cambio radical en nuestra vida, de nuestra necesidad de hacerlo (Rom. 12:2 [1]), de la forma de manejar esta situación.
Por manida que resulte la frase, se mantiene siempre vigente ‘no estamos buscando un cambio en nuestra vida, sino que, nuestra vida cambie’
De qué nos aprovecha la reflexión, de qué nos aprovecha la constatación de nuestros pecados, el rasgarnos los corazones, si quedan en eso, si luego no pasa nada. Debemos tener siempre presente la responsabilidad que hemos asumido cuando dimos el paso de seguir a Jesús, que no conocemos por conocer, sino que conocemos para hacer.
Llegado a este punto se impone una pregunta ¿Cómo saber si estoy cambiando? Esta pregunta, se contesta con otra pregunta ¿Cuáles son mis frutos de conversión?
Dios padre es tremendamente Misericordioso pero es a la vez tremendamente Justo. Por eso en su Misericordia, nos ha dado la vida de su Hijo muy amado ´para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna’[2] Pero también en Él nos ha dado al juez (Hec. 10:42[3]). Por eso también nos da la posibilidad de elegir y toda una vida para demostrar.
Dios ha sembrado en nosotros, los frutos son nuestra responsabilidad. (Mat. 7:16[4])
Desarrollo
A los profetas les tocó anunciar la Justicia de Dios al pueblo de Israel (nosotros mismos en nuestra etapa de corazón duro) por eso su palabra era interpelante, urgente, apocalíptica. Juan el Bautista fue el último de estos profetas, veamos qué dice él respecto a los frutos.
Lee Mateo 3:8-10 y responde sin miedo:
  1. ¿Qué es necesario demostrar? (v.8)
  2. ¿Basta con qué anunciemos nuestros créditos? (v.9)
  3. ¿Dios esperará mucho para tomar una decisión? (v.10 el hacha ya…)
  4. ¿Qué va a pasar con el árbol que no de frutos? (v.10)
Luego llega Jesús y con Él la Misericordia Divina, no viene a abolir la ley ni a desmentir a los profetas (Mat. 5:17[5]) sino a darnos tiempo.
Lee Lucas 13:6-8 toma el lugar de la higuera, y responde con esperanza:
  1. ¿A quién se refiere como dueño de la higuera? (v.6)
  2. ¿Qué frutos te parece que va a buscar? (v.6)
  3. ¿Quién te parece que sea el viñador de la parábola? (v.7)
  4. ¿Cuál te parece que sea la tierra que se malgasta? (v.7)
  5. ¿Qué le pide el viñador, y qué representa? (v.8)
  6. ¿Qué le ofrece hacer y qué representa? (v.8)
  7. ¿Qué resultado espera obtener a cambio? (v.9)
  8. ¿Qué va a hacer si no le da resultado? (v.9)
  9. ¿Estás en alguna de estas etapas?
a) sin frutos
b) están trabajando en ti, fertilizándote
c) ya han hecho lo anterior y esperan por ti
d) ya ha pasado tu año, ¿cuál fue el resultado?
Si bien la Misericordia de Dios, nos da esperanza no debemos abusarnos de ella pensando que no tiene límites. Dios es la Justicia y no se puede contradecir a sí mismo, no admite la imperfección, por eso Jesús tuvo que tomar nuestro lugar.
Mira, lo que el mismo Jesús de la parábola anterior te dice en Mateo 21:19:
  1. Describe tus conclusiones de lo que has aprendido.
Aplicación
Dios no quiere la muerte del pecador, sino que éste se convierta y viva. Pero no sabes de cuánto tiempo dispones para hacer ese proceso.
Es en realidad un proceso, no se puede pretender hacerlo de un día para otro, pero es necesario empezar cuanto antes ‘no se sabe ni el día ni la hora’, ni tampoco te tiene que importar cuándo sea. Tampoco te debe importar si el primer año das un solo higo y si las ramas se doblan de tanto fruto. Lo importante es que empieces a producir cambios en tu vida.
Lo peor que puedes hacer, es: que el trabajo de estas semanas termine en un ¡Uf qué lejos estoy, yo soy huevo, yo estoy aprendiendo, a mí me falta, etc., etc., todas esas escusas que nos solemos poner, pretendiendo que contigo no es la cosa. Mira, aún si se te ha dado un único talento, tienes que hacerle dar interés, por lo menos.
Lo mejor que puedes hacer, es:
a) Haz una lista de aquellas cosas que las semanas anteriores se te fueron revelando que necesitabas cambiar en tu vida
b) Ponte en la presencia del Señor y pregúntale ¿Qué debo hacer Señor?
c) Al lado de ellas, escribe el fruto de conversión que es necesario se produzca.
d) Somete la lista al Señor y pídele ayuda, para lograrlo.
Dile en oración ‘Papito Dios, a ti, que produces tanto el querer como el hacer, te pido en el nombre precioso de NS Jesucristo, tu Hijo, que infundas en mi, por la unción de tu Espíritu Santo, el deseo ferviente de cambiar de vida, de actitud, de corazón, y que me fortalezcas para que haga lo necesario para cumplir con tú propósito’ Amén.
e) Cuéntaselo a tus hermanos de comunidad y comprométete a dar fruto.
f) Empieza ya.
[1] Romanos 12:2 Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.
[2] Juan 3:16
[3] Hechos 10:42 "Jesús nos ha encargado anunciar que Dios lo ha nombrado juez de todo el mundo, y que él juzgará a los que aún viven y a los que ya han muerto.
[4] Mateo 7:16 Ustedes los reconocerán por la clase de fruto que den. El bien no viene de la gente mala, así como las uvas no se recogen de los espinos, ni los higos se recogen de los cardos.
[5] Mateo 5:17 No crean que vine a quitar la ley ni a decir que la enseñanza de los profetas ya no vale. Al contrario: vine a darles su verdadero valor

No hay comentarios:

Publicar un comentario