Introducción:
Sabemos largamente, que una de nuestras tareas, como colaboradores del Plan Divino que NS Jesucristo, nos ha encomendado como Discípulos y Misioneros suyos, es la de anunciarlo a Él y a las Buenas Noticias que vino a traer para la humanidad entera.
Sabemos también, que para llevar adelante esta tarea, Dios nos ha equipado con todo lo que necesitamos.
Pero a pesar de todo este conocimiento, en nuestro interior, falta convencimiento, falta seguridad y sobran incertidumbre y temores, al ridículo, al fracaso.
En este año jubilar del Apóstol Pablo, tomemos un relato de su propia experiencia, que desde sus epístolas, nos llama a reflexionar, sobre este punto.
Desarrollo
Pídele asistencia al Espíritu Santo, para que te revele lo que el apóstol nos ha dejado escrito en la 1ª. Corintios Cap. 2 vs. 1 al 16, y contesta las siguientes preguntas.
- ¿Qué fue a anunciar Pablo en su visita a los corintios? (v. 1)
- ¿Fue haciendo alarde de elocuencia o sabiduría? (v. 1)
- ¿Decidió hacer algún tipo de presentación o demostración de conocimiento humano? (v.2)
- ¿En qué se concentró? (v. 2)
- ¿Confiaba en sus propias fuerzas cuando fue a llevar el mensaje? (v. 3)
- ¿Utilizó la oratoria y/o la persuasión para convencer? (v. 4)
- ¿En qué/quién se apoyó para su predicación? (v. 4)
- ¿Por qué? ¿En quién quería que se basase la fe de los evangelizados? (v. 5)
- ¿Sin embargo, con quiénes habla de sabiduría? ¿Qué los diferencia de las demás personas? (v. 6)
- ¿Tienen esa sabiduría los sabios y los gobernantes? (v. &)
- ¿A qué tipo de sabiduría se refiere? (v. 7)
- ¿Qué hubiera pasado si esa sabiduría les hubiera sido revelada a los sabios y a los poderosos? (v. 8)
- ¿Hay antecedentes de lo que Dios planeó para el hombre? (v. 9)
- ¿Alguien llegó a imaginárselo?
- ¿De quién se valió Dios para revelar su sabiduría a los hombres? (v. 10)
- ¿Porqué? (v. 11)
- ¿Qué espíritu hemos recibido nosotros? (v. 12)
- ¿Quién nos enseña entonces lo que tenemos que decir? (v. 13)
- ¿Combinando qué con qué? (v. 13)
- ¿Todos los hombres pueden entender las cosas de Dios? (v. 14)
- ¿Por qué quién las discierne? (v. 14)
- ¿Qué pasa en cambio con el que ha recibido al Espíritu Santo? (v.15)
- ¿Existe alguien que pueda enseñar al Señor? (v. 16)
¿Entonces, alguien puede enseñarnos algo superior a lo que el Espíritu revela?
Aplicación
Ya no tienes ninguna excusa, para dejar de hablar del Señor. No necesitas ningún tipo de sabiduría, conocida o aprendida para ir por el mundo comentándole a la gente lo que Cristo ha hecho en tu vida.
Aunque tiembles de miedo, aunque estés delante de sabios y poderosos, tu predicación, bajo la supervisión del Espíritu Santo, tiene poder, el poder que viene de lo Alto.
Piensa en el Espíritu y en lo que Él te ha revelado, y podrás combinar los pensamientos espirituales con las palabras espirituales.
No te preocupes, si en el camino te encuentras con hombres naturales –que de seguro te vas a encontrar- porque en ellos no ha discernimiento. Lo importante es que tu palabra salga clara, segura, confiada en la gracia que Dios te ha dado, de poder servirle y anunciar las Buenas Nuevas de Cristo.
¿Todavía dudas? ¿Todavía tiemblas? Preséntale a Jesús tus miedos y tus inseguridades y pregúntale: ¿Qué debo hacer Señor?
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