martes, 4 de marzo de 2008

Acompañando a Jesús

Introducción:
Dentro de pocas horas comenzaremos a vivir intensamente – junto a nuestros hermanos cristianos de todo el mundo – la Semana Santa, en la que reviviremos, una vez más, la pasión, muerte y resurrección, de NS Jesucristo.
Podemos ver como transcurren estos días, desde una posición de meros espectadores, o podemos – y debemos – asumir nuestro rol de Discípulos y Misioneros de Cristo, y acompañar a nuestro querido Maestro, en esta etapa tan radical de su ministerio.
En medio de un mundo que no sabe – o no quiere saber – nada de Cristo, es nuestra obligación demostrar un protagonismo real, asumiendo la responsabilidad de hacerle saber a todos los que podamos que Cristo murió por todos y por cada uno de nosotros’ creamos en Él o no, y que eso no es algo que haya quedado enterrado en la historia hace 2.000 años, sino que todos los días se renueva, cuando alguien ofende a Dios Padre, y Jesús paga.
Para ayudar a que esto no quede meramente como una simple expresión de deseo, identifiquémonos con los discípulos y el pueblo, de entonces, para repetir lo bueno y para evitar lo malo de ellos, ya que el Espíritu Santo, inspiró el registro de sus actitudes, para que de ellas aprendamos. Acompañemos a nuestro amigo y hagamos que su padecimiento, tenga valor en nuestras vidas.
Desarrollo
Contesta las siguientes preguntas con la ayuda del Espíritu Santo, argumentando tu respuesta.
  1. ¿A qué Jesús sigues al de Lucas 19:37 o al 22:28-29?
  2. Siempre que tienes la posibilidad (Misas, veladas de oración, reuniones de comunidad) ¿Le estás dedicando el tiempo y la atención del pueblo en Lucas 22:38?
  3. ¿Tienes claro cuál es el mejor lugar al que debes aspirar en la comunidad de Cristo? Lucas 22:24-27
  4. ¿Sabes que antes de asumir un compromiso con Jesús debes conocer tu fe y tu voluntad, sin dejar de asumirlo? Mateo 26:33 – Mateo 26:75
  5. Respecto a la oración, el estudio de la Palabra, la asistencia a la Misa y a la Comunidad ¿Tu mente dice una cosa y tu disposició n otra? Mateo 26:40 – 26:43 – 26:45
  6. ¿Qué recomendación te hace Jesús? Mateo 26:41
  7. Cuándo afrontas una situación difícil respecto a tu misión como discípulo ¿la quieres resolver por tus medios como en Mateo 26:51 o como Jesús enseña en Mateo 26:53?
  8. Si confesar a Cristo pone en riesgo tu imagen en tu ámbito social, laboral, estudiantil, familiar, si alguien puede burlarse de ti, ¿tienes la misma actitud de José de Arimatea? Marcos 16:43
  9. ¿Sabes que si te entregas a Jesús de corazón, aunque le falles, Él te dará tantas oportunidades como fallas hayas tenido? Juan 21:15-17
  10. Cuando recibes tus bendiciones, dones y carismas ¿sabes que no las tiene que medir ni comparar con las de otros hermanos, sólo tienes que obedecer? Juan 21:20-22
Aplicación
Las Escrituras te dan testimonio de lo bueno y lo malo que los primeros discípulos hicieron respecto al Plan de Jesús. No debes desestimar estos testimonios, porque están escritos para qué repitas los unos y evites los otros.
Esta Semana Santa, tienes una nueva oportunidad de acompañar al Maestro en su camino a la cruz, pero no para compadecerte de Él, sino para hacer que su sufrimiento valga la pena.
No eres un espectador más que se sienta en la butaca del escenario de la historia para presenciar, la muerte terrible de un buen hombre. Eres un Discípulo y Misionero de Cristo, que tiene la obligación de revivir con intensidad cada uno de los episodios desde la entrada ‘triunfal’ a Jerusalén hasta la muerte en Gólgota.
No mires a un costado cuando lleguen los momentos exigentes.
Aprovecha a asistir a todas las jornadas que se organicen en la parroquia para revivir la pasión, muerte y resurrección de NS Jesucristo.
Sirve en lo que puedas y donde puedas, siempre que te lo pidan y cada vez que surja en ti el interés: repartiendo volantes, invitando a los vecinos, ayudando en las procesiones, lo que sea.
Escudriña en tu corazón para saber si estás preparado para asumir los compromisos que Jesús te pide, y si encuentras que tu voluntad falla, que tu fe se quebranta, con más razón acompaña a Jesús esta semana para que ‘sientas’ que su padecimiento te compromete.
Apóyate en Jesús, ora, pide fortaleza.
No confíes en tus propias fuerzas porque será en vano, pídele a Dios padre, que te de discernimiento y que el Espíritu Santo te unja con el poder de lo alto.
Nunca te avergüences de Cristo, en ninguna circunstancia y delante de quien sea, porque Él no se avergüenza de ti.
Nunca dejes de volver a empezar, porque por más que le hayas fallado en el pasado, Jesús está dispuesto a darte nuevas oportunidades, lo único que requiere de ti, es tu obediencia.
Pelea la buena batalla, codo a codo, con tus hermanos de comunidad, sin compararte con ellos, ni hacia arriba ni hacia abajo, porque puedes volverte ‘vano o amargado, porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú’, ante tus ojos. Para los ojos de Dios, somos todos iguales, como son iguales los hijos para cualquier padre.


Acuérdate, que ante la duda, siempre debes preguntarle: ¿Qué debo hacer Señor?

sábado, 1 de marzo de 2008

¿Cuáles son mis frutos de conversión?

Introducción:
A lo largo de este tiempo de Cuaresma, hemos estado reflexionando acerca del arrepentimiento y de la conversión. De lo importante que es para Dios un cambio radical en nuestra vida, de nuestra necesidad de hacerlo (Rom. 12:2 [1]), de la forma de manejar esta situación.
Por manida que resulte la frase, se mantiene siempre vigente ‘no estamos buscando un cambio en nuestra vida, sino que, nuestra vida cambie’
De qué nos aprovecha la reflexión, de qué nos aprovecha la constatación de nuestros pecados, el rasgarnos los corazones, si quedan en eso, si luego no pasa nada. Debemos tener siempre presente la responsabilidad que hemos asumido cuando dimos el paso de seguir a Jesús, que no conocemos por conocer, sino que conocemos para hacer.
Llegado a este punto se impone una pregunta ¿Cómo saber si estoy cambiando? Esta pregunta, se contesta con otra pregunta ¿Cuáles son mis frutos de conversión?
Dios padre es tremendamente Misericordioso pero es a la vez tremendamente Justo. Por eso en su Misericordia, nos ha dado la vida de su Hijo muy amado ´para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna’[2] Pero también en Él nos ha dado al juez (Hec. 10:42[3]). Por eso también nos da la posibilidad de elegir y toda una vida para demostrar.
Dios ha sembrado en nosotros, los frutos son nuestra responsabilidad. (Mat. 7:16[4])
Desarrollo
A los profetas les tocó anunciar la Justicia de Dios al pueblo de Israel (nosotros mismos en nuestra etapa de corazón duro) por eso su palabra era interpelante, urgente, apocalíptica. Juan el Bautista fue el último de estos profetas, veamos qué dice él respecto a los frutos.
Lee Mateo 3:8-10 y responde sin miedo:
  1. ¿Qué es necesario demostrar? (v.8)
  2. ¿Basta con qué anunciemos nuestros créditos? (v.9)
  3. ¿Dios esperará mucho para tomar una decisión? (v.10 el hacha ya…)
  4. ¿Qué va a pasar con el árbol que no de frutos? (v.10)
Luego llega Jesús y con Él la Misericordia Divina, no viene a abolir la ley ni a desmentir a los profetas (Mat. 5:17[5]) sino a darnos tiempo.
Lee Lucas 13:6-8 toma el lugar de la higuera, y responde con esperanza:
  1. ¿A quién se refiere como dueño de la higuera? (v.6)
  2. ¿Qué frutos te parece que va a buscar? (v.6)
  3. ¿Quién te parece que sea el viñador de la parábola? (v.7)
  4. ¿Cuál te parece que sea la tierra que se malgasta? (v.7)
  5. ¿Qué le pide el viñador, y qué representa? (v.8)
  6. ¿Qué le ofrece hacer y qué representa? (v.8)
  7. ¿Qué resultado espera obtener a cambio? (v.9)
  8. ¿Qué va a hacer si no le da resultado? (v.9)
  9. ¿Estás en alguna de estas etapas?
a) sin frutos
b) están trabajando en ti, fertilizándote
c) ya han hecho lo anterior y esperan por ti
d) ya ha pasado tu año, ¿cuál fue el resultado?
Si bien la Misericordia de Dios, nos da esperanza no debemos abusarnos de ella pensando que no tiene límites. Dios es la Justicia y no se puede contradecir a sí mismo, no admite la imperfección, por eso Jesús tuvo que tomar nuestro lugar.
Mira, lo que el mismo Jesús de la parábola anterior te dice en Mateo 21:19:
  1. Describe tus conclusiones de lo que has aprendido.
Aplicación
Dios no quiere la muerte del pecador, sino que éste se convierta y viva. Pero no sabes de cuánto tiempo dispones para hacer ese proceso.
Es en realidad un proceso, no se puede pretender hacerlo de un día para otro, pero es necesario empezar cuanto antes ‘no se sabe ni el día ni la hora’, ni tampoco te tiene que importar cuándo sea. Tampoco te debe importar si el primer año das un solo higo y si las ramas se doblan de tanto fruto. Lo importante es que empieces a producir cambios en tu vida.
Lo peor que puedes hacer, es: que el trabajo de estas semanas termine en un ¡Uf qué lejos estoy, yo soy huevo, yo estoy aprendiendo, a mí me falta, etc., etc., todas esas escusas que nos solemos poner, pretendiendo que contigo no es la cosa. Mira, aún si se te ha dado un único talento, tienes que hacerle dar interés, por lo menos.
Lo mejor que puedes hacer, es:
a) Haz una lista de aquellas cosas que las semanas anteriores se te fueron revelando que necesitabas cambiar en tu vida
b) Ponte en la presencia del Señor y pregúntale ¿Qué debo hacer Señor?
c) Al lado de ellas, escribe el fruto de conversión que es necesario se produzca.
d) Somete la lista al Señor y pídele ayuda, para lograrlo.
Dile en oración ‘Papito Dios, a ti, que produces tanto el querer como el hacer, te pido en el nombre precioso de NS Jesucristo, tu Hijo, que infundas en mi, por la unción de tu Espíritu Santo, el deseo ferviente de cambiar de vida, de actitud, de corazón, y que me fortalezcas para que haga lo necesario para cumplir con tú propósito’ Amén.
e) Cuéntaselo a tus hermanos de comunidad y comprométete a dar fruto.
f) Empieza ya.
[1] Romanos 12:2 Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.
[2] Juan 3:16
[3] Hechos 10:42 "Jesús nos ha encargado anunciar que Dios lo ha nombrado juez de todo el mundo, y que él juzgará a los que aún viven y a los que ya han muerto.
[4] Mateo 7:16 Ustedes los reconocerán por la clase de fruto que den. El bien no viene de la gente mala, así como las uvas no se recogen de los espinos, ni los higos se recogen de los cardos.
[5] Mateo 5:17 No crean que vine a quitar la ley ni a decir que la enseñanza de los profetas ya no vale. Al contrario: vine a darles su verdadero valor