viernes, 22 de febrero de 2008

¿Necesito cambiar?

Introducción:
En este tiempo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a un tiempo fuerte de arrepentimiento y de conversión.
En el Nuevo Testamento la palabra «arrepentimiento» es, por lo general, la traducción de la palabra «metanoia», que significa cambio de actitud, cambio de modo de pensar o de plan de vida. Mientras que la palabra «conversión», en las Escrituras es el efecto que acompaña al nuevo nacimiento, un volverse hacia Dios (gr. «epistrophë» = «volverse a»).
Cuando nos ponemos en plan de ‘conversión interior’ uno de los principales obstáculos con el que nos enfrentamos, son nuestros propios sentimientos, que nos impiden ver claramente, qué cosas de nuestra vida, requieren un cambio. Parecería que ante una lista de ‘Examen de Conciencia’, no merecemos menos de un BR (bueno regular).
Entrar constantemente dentro de nosotros mismos y vigilar nuestra alma es el camino necesario, ineludible para poder llegar a vivir una ‘penitencia de los sentimientos’.
Para entrar en nosotros es necesario que la memoria y el recuerdo se transformen como en un espejo en el cual nuestra alma está siendo examinada, percibida constantemente por nuestra conciencia, para ver hasta qué punto el sentimiento está enriqueciéndome o hasta qué punto está traicionándome. Hasta qué punto el sentimiento está dándome plenitud o hasta qué punto el sentimiento me está atando a mí mismo, a mi egoísmo, a mis pasiones, a mis conveniencias.
Por supuesto, que ese espejo debe reflejar necesariamente a NS Jesucristo, su vida, sus enseñanzas, entonces sí, vamos a poder comparar ‘lo que somos’ con ‘lo que deberíamos ser’
Desarrollo
Entra en la presencia del Señor lee Lucas 27-38, y con la ayuda del Espíritu Santo, y contesta sinceramente las preguntas.
Piensa en esa persona/s a quien no puedes perdonar, en esa persona que consideras tu enemigo ¿Qué te dicen tus sentimientos: que está bien que le guardes rencor, que está bien que le desees el mal? ¿Qué te dice el espejo?
27 "Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian,

¿Sabes de alguien que esté hablando mal de ti, que te ha calumniado, que se burla de ti, te humilla o te destrata? ¿Qué te dicen tus sentimientos: que le devuelvas sus insultos, que hagas que los demás te vean bien a ti y mal a él ? ¿Le pides a Dios que le vaya mal? ¿Qué te dice el espejo?
28 bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los insultan.

¿Qué pasa cuando alguien te hiere, cuando te hace sufrir, ejerce en ti algún tipo de violencia? ¿Qué te dicen tus sentimientos: que devuelvas golpe por golpe, que te defiendas agrediéndolo/la, que mereces un ataque similar? ¿Qué te dice el espejo?

29 Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra;

¿Te has sentido despojado/a de algo que considerabas tuyo: de un bien material, de una oportunidad que te pertenecía, de un lugar en tu carrera? ¿Qué te dicen tus sentimientos: que lo tuyo es tuyo y que lo defiendas a ultranza? ¿Qué te dice el espejo?

y si alguien te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa.

30 A cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames.

Cuando se trata de considerar a los demás ¿piensas en sus expectativas, en sus sentimientos en su situación afectiva, socio cultural, económica? ¿Qué te dice el espejo?
31 Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes.

Si piensas que hasta ahora has logrado algún mérito “actuando bien” pero de acuerdo a tu conveniencia. ¿Tus sentimientos te llevan a actuar conforme a tu interés, a una mejora, a una ventaja, a una recompensa? ¿Piensas que aquellos que nada te dan a cambio, no merecen tu atención ni tu dedicación? ¿Crees que aquellos que no son agradecidos contigo, no merecen tu ayuda, tu servicio? ¿Qué te dice el espejo?
32 "Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así. 33 y si hacen bien solamente a quienes les hacen bien a ustedes, ¿qué tiene eso de extraordinario? También los pecadores se portan así. 34 y si dan prestado solo a aquellos de quienes piensan recibir algo, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando recibir unos de otros.

35 Ustedes deben amar a sus enemigos, y hacer bien, y dar prestado sin esperar nada a cambio.

¿Cuál dice el espejo que ha de ser tu premio?

Así será grande su recompensa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos.

¿Le exiges a Dios aquello que no eres capaz de dar a los demás? El espejo te responde
36 Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo. 37 "No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará.

Dice San Agustín: “se comporta con desfachatez el agricultor que va a buscar la cosecha donde sabe que no sembró” ¿Te cuesta dar? ¿Mides con el centímetro los favores y servicios que le haces a los demás? ¿Retienes para ti todo lo que puedes, argumentando que es el fruto de tu trabajo, que lo demás no merecen? ¿Haces muchas cuentas a la hora de decidir tu diezmo o tu ofrenda? ¿Te irritas cuando te piden un favor? El espejo te aconseja
38 Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes."
Aplicación
Si sometes el análisis de tu vida a un punteo sincero y objetivo, con el “Manual de Vida”, del que hemos tomado una brevísima porción para reflexionar, vas a descubrir muchas áreas de tu vida que tienes una oportunidad para mejorar.
Deja tus sentimientos de lado, porque ellos van a tratar de “defenderte”, van a argumentar a favor de ti mismo, encontrando una respuesta de porqué te comportas de tal o cual manera.
Piensa: haciéndole caso a tus sentimientos has llegado a ser como eres, en esas áreas de tu vida que al final, cuando pasas raya, no te hacen sentir feliz.
No creas que Dios te hace ver todas estas cosas, para hacerte sentir mal, ni para humillarte, ni para herirte, ni condenarte. Considera que Él te creó, que eres su hijo/a predilecto/a, que sabe lo que es mejor para ti, que es lo que te puede hacer sentir feliz, y que es lo que a la larga te va a hacer daño.
Piensa que no te puede dar aquello que no sabes manejar. No puede derramar más bendiciones sobre ti, que aquellas que puedas hacer rendir al 100 x 1, en ti mismo y en los demás.
Date esta oportunidad, identifica aquello que no anda bien en tu vida, respecto a las expectativas de de Dios, y una vez que las hayas identificado, pregúntale: ¿Qué debo hacer Señor?

sábado, 16 de febrero de 2008

La conversión interior

Introducción:
Muchas veces resulta más fácil para nosotros, llevar adelante distintos formalismos y rituales, como una mera expresión exterior, sin que ello produzca en nosotros ningún cambio, sin ningún valor agregado.
Nos quedamos con los signos exteriores, con los instrumentos, con los medios y no tenemos en cuenta el fin al que debemos aspirar. De esa forma vamos inexorablemente hacia ‘misas aburridas’, oraciones frías, alabanzas que retiñen sin llegar a destino, intersecciones que no encienden el fuego del Espíritu Santo. Entramos en una religiosidad rutinaria, en la que nada nos aprovecha.
Esto no es nuevo para el hombre. Desde antaño, ha sido mucho más fácil ‘hacer las cosas para cumplir’, hacer las cosas por la Ley en lugar de hacerlas por el Autor y Consumador de la Ley, que hacer las cosas para producir. Producir cambios, vida nueva, conversión, renovación. Por boca de los profetas, Dios Padre nos lo ha advertido. Jesucristo, lo ha hecho también, enseñándonos a que busquemos el verdadero sentido en el propósito final y no en los medios para lograrlo.
En este tiempo fuerte de conversión, nuestra madre Iglesia, nos enseña desde el Catecismo:
1430 Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia.
Como en tantas otras ocasiones, tan importante como estos signos visibles, lo es nuestra actitud, nuestro ardiente deseo de cambiar, nuestra repulsión al pecado, que estigmatiza a nuestro amigo, NS Jesucristo.
Desarrollo
Analicemos con la ayuda del Espíritu Santo, el verdadero sentido de alguno de estos signos visibles.
  1. Lee Joel 2:13 y contesta ¿Dios quiere ver una manifestación exterior o una interior?
  2. ¿Qué acción te pide que no hagas?
  3. ¿Qué acción te pide que sí hagas?
  4. Lee Isaías 58 y contesta ¿Le gusta que hagas cosas que no entiendes? (v. 3)
  5. ¿Le agrada que te humilles si no provoca nada en ti? (v. 3)
  6. ¿Qué te dice respecto a tu propia conveniencia? (v. 3)
  7. ¿Qué te reprocha y qué resultado dice que obtendrás? (v. 4)
  8. ¿Le agrada a Dios que te aflijas a ti mismo? (v. 5)
  9. ¿O más bien le agrada una acción proactiva hacia los demás? (v. 6-7)
  10. ¿Jesús enseñó algo distinto? Mateo 6:1-6
  11. ¿Cuál debe ser tu actitud si ayunas? Mateo 6:16
  12. ¿Quién se tiene que enterar de tu ayuno? Mateo 6:16
  13. ¿Cuándo dijo Jesús que se debía ayunar con quebrantamiento – luto? Mateo 9:15
  14. ¿Estás pasando por ese momento ahora?
Aplicación
Así como Jesús dirigiéndose a los fariseos, les recriminó el cumplimiento exacto de la ley, pero que no trataban a la gente con justicia y no amaban a Dios, les dice finalmente ‘Esto es lo que deben hacer, sin dejar de hacer lo otro’ (Lucas 11:42), también te dice a ti en este día:
Es importante tu oración, tu penitencia interior, tus actos de contrición, tu dolor al mirar a Jesús, crucificado por tus pecados, pero de nada vale, si todas estas acciones no provienen de un verdadero sentimiento de conversión, de nada vale si es de la boca para afuera, de nada vale, si lo haces por obligación y sin estar convencido de ello.
Pregúntate en este momento ¿Qué cosas relacionadas con Dios y con la Iglesia, estoy haciendo por compromiso?
¿Qué cosas dejé que la rutina las fuera enfriando en mi corazón?
Confiésalas, a ti mismo y a los hermanos de Comunidad, para poder volver a encontrar el sentido de las mismas, para darles vida en el Espíritu Santo, para hacerlas rendir al cien por uno.
Si hasta ahora has creído que llevando adelante rituales exteriores, como ayunos, penitencias, mortificaciones, por sí solas iban a producir en ti un cambio de actitud, piensa que aunque existe una remota posibilidad de que así sea, lo correcto es poner por delante tu voluntad de conversión, el convencimiento de que debes cambiar de vida y de actitud de corazón.
Cuanto más busque una nueva orientación en tu vida, (conversión = «volverse a») esto mismo te ha de impulsar a manifestarte con esos signos visibles de dolor y arrepentimiento. Signos que ya no serán la causa, sino el efecto de la conversión interior.
El Catecismo te enseña:
1432 El corazón del hombre es rudo y endurecido. Es preciso que Dios dé al hombre un corazón nuevo (cf Ez 36,26–27). La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones: "Conviértenos, Señor, y nos convertiremos" (Lc 5,21). Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo. Al descubrir la grandeza del amor de Dios, nuestro corazón se estremece ante el horror y el peso del pecado y comienza a temer ofender a Dios por el pecado y verse separado de él.
El corazón humano se convierte mirando al que nuestros pecados traspasaron (cf Jn 19,37; Za 12,10).
Mira un momento a Jesús crucificado, dile cuánto te duele ser copartícipe de su crucifixión, pídele la gracia de poder volver tu corazón a Él y pregúntale con todo tu amor:
¿Qué debo hacer Señor, para convertirme?

sábado, 9 de febrero de 2008

Las tentaciones de Jesús

Introducción:
“Los compromisos, los afanes y las preocupaciones nos hacen caer en la rutina, nos exponen al riesgo de olvidar cuán extraordinaria es la aventura en la que Jesús nos ha comprometido” y por esto “necesitamos, cada día, iniciar nuevamente nuestro exigente itinerario de vida evangélica, entrando en nosotros mismos mediante pausas que restauren el espíritu”.
“Entramos en el clima cuaresmal, que nos ayuda a redescubrir el don de la fe recibida con el Bautismo y nos impulsa a dirigirnos al sacramento de la Reconciliación, poniendo nuestros esfuerzos de conversión bajo el signo de la misericordia divina”.
“Cuando el hombre proclama su total autonomía de Dios, se convierte en esclavo de sí mismo y con frecuencia se encuentra en una soledad sin consuelo alguno”
“La invitación a la conversión es un impulso a regresar a los brazos de Dios, Padre tierno y misericordioso, a confiar de Él, a confiarse en Él como hijos adoptivos regenerados por su amor”.
“La conquista del éxito, la avaricia por el prestigio y la búsqueda de las comodidades, cuando absorben totalmente la vida hasta excluir a Dios del propio horizonte, ¿conducen verdaderamente a la felicidad?”
“La experiencia demuestra que uno no es feliz porque satisface las expectativas y exigencias materiales. En realidad, el único gozo que colma el corazón humano es aquel que viene de Dios: tenemos en efecto necesidad de un gozo infinito”. [i] (Ver fuente al pie)
Como la Cuaresma representa los cuarenta días que NS Jesucristo estuvo en el desierto, qué mejor que reflexionar sobre las tentaciones que le tocó vivir, y tratar de que la Palabra nos revele lo que Dios nos quiere decir.
Desarrollo:
Con la ayuda del Espíritu Santo, lee Mateo 4:1-11 y contesta las siguientes preguntas:
  1. ¿Quién mueve a Jesús a ir al desierto? (v. 1)
  2. ¿Por qué te parece que fue Él quien lo guió? (Juan 16:13)
  3. ¿Para qué te parece que fue al desierto? (v. 1)
  4. ¿Qué hizo en los cuarenta días (v. 2)
  5. ¿Qué encuentras en común con Éxodo 34:28?
  6. ¿Qué le pasó en consecuencia? (v. 2)
  7. ¿Quién vino a Él y de donde te parece que salió? (v. 3)
  8. Lee Mateo 15:19 para ayudarte con la pregunta anterior.
  9. ¿Con qué es tentado en primer lugar (v. 3)
  10. ¿Qué representa para ti esta tentación?
  11. ¿Con qué es tentado en segundo lugar? (v. 6)
  12. ¿Qué representa para ti esta tentación?
  13. ¿Con qué es tentado en tercer lugar? (v. 8)
  14. ¿Qué representa para ti esta tentación?
  15. Cuando Jesús respondió a cada tentación ¿se apoyó en sí mismo? (v. 4-7-10)
  16. ¿Qué orden dio para dar por terminado el episodio? (v. 10)
Aplicación
Ya sea que Dios en su propósito de formarnos a imagen de su hijo muy amado, nos conduzca al desierto o que nosotros mismos en nuestra búsqueda de la fuente de todo gozo, busquemos “entrar en nosotros mismos mediante pausas que restauren el espíritu” hemos pasado o habremos de pasar por este tipo confrontaciones.
¿Con qué confrontamos? Acaso no es con nuestra propia “mundanidad”. Acaso no nos enfrentamos con el tentador que mora en nuestro corazón.
Para vencer a este rival (“diabolos” en griego) es necesario ponerlo en evidencia como lo hizo Jesús, enfrentarlo para que nos diga con qué nos quiere hacer tropezar.
¿Qué respondiste a la pregunta 10? Si respondiste que has sido, o estás siendo tentado por el miedo a pasar hambre o que te falte vestido o alguna comodidad que pueda poner en riesgo tu calidad de vida. O que comparas tu situación con la de otros y los envidias, Jesús te dice, Escrito está: “La gente que no conoce a Dios trata de conseguir esas cosas, pero ustedes tienen a su Padre en el cielo que sabe que necesitan todo esto.” Mat 6:32
¿Qué respondiste a la pregunta 12? ¿Te has enojado con Dios, porque esperas de Él un milagro que no llega según tu expectativa? ¿Le has recriminado por qué hay milagros para los demás y para ti no? Jesús te dice, Escrito está: No pongas a prueba al Señor tu Dios, como hiciste en Masá. Deu 6:16 - Llamó a ese sitio Masáa y Meribáb porque los israelitas se quejaron y pusieron a prueba al Señor preguntando:¿Está o no está el Señor con nosotros? Exo 17:7
¿Qué respondiste a la pregunta 14? ¿Tus ansias de sobresalir, tu necesidad de fama, tu envidia en los que tienen poder, te alejan de Dios? Jesús te dice, Escrito está: El Señor ocupa el lugar más alto por encima de todos los demás, pero aun así, él nunca abandona a los humildes. Él siempre sabe lo que hacen los soberbios y se mantiene alejado de ellos. Salmo 138:6
Si miras en la dirección correcta siempre vas a encontrar una respuesta adecuada en la Verdad, la Palabra de Dios, el Verbo Encarnado, Jesús hecho hombre.
Él venció, y si vive en ti puede desalojar al tentador, le puede ordenar que se vaya y te deje en paz, porque sólo tienes un Dios y a él solo adorarás y servirás.
Si te ha tocado ir desierto y ahí eres tentado para ver si tu sensibilidad es más pequeña o más grande que la fe que tienes en Jesucristo. Si la fe supera la sensibilidad, has dado un salto impresionante en tu confianza en Dios.
Toda forma de purificación, toda forma de sequedad interior, toda forma de desierto, no es más que la gran oportunidad a la que nos lleva Dios, para que Jesucristo crezca en nosotros y podamos vivir en este mundo libres de este mundo.
Porque sólo siendo libres de este mundo podremos dar testimonio de que hay otra realidad distinta a los hombres que sólo creen en ésta. ¿Cómo puedo dar testimonio de Dios, de otra vida, de otra realidad, si yo también estoy atado a este mundo? Imposible.
Cuando te toque, no olvides la pregunta correcta: ¿Qué debo hacer Señor?
[i] VATICANO, 06 Feb. 08 / 09:08 am (ACI).- El Papa Benedicto XVI, al meditar en la Audiencia General sobre el significado del tiempo de la Cuaresma.

sábado, 2 de febrero de 2008

Nuestro Peregrinar

Introducción:
Dios, en su infinita Misericordia, ha puesto en nuestro corazón el deseo incontenible de ir a su encuentro y obtener las promesas que como Padre amado nos ha hecho.
En nuestro peregrinar, debemos ser hábiles, para poder andar como conviene, teniendo siempre en nuestro horizonte el objetivo que Él nos marca.
Nuestro peregrinar tiene mucho en común con el del pueblo de Israel, en marcha hacia la tierra prometida. Dios, por medio del Espíritu Santo, ha inspirado a los autores del Antiguo Testamento, para que su historia fuera testimonio que ilustrara nuestro andar.
En el tema de hoy, vamos a analizar lo que Dios quiso para las tribus de Rubén y Gad.
Desarrollo:
Lee el Capítulo 32 del libro de los Números, ponte en lugar de Rubén y Gad, sustituyendo todo lo que sean bienes materiales por bienes espirituales, y contesta las siguientes preguntas:
  1. ¿Eran estas tribus, pobres o ricas? (v. 1)
  2. ¿Estaban satisfechos o insatisfechos respecto a lo conquistado hasta ahora, como para seguir andando o conformarse? (v. 4-5)
  3. ¿Cuál era la voluntad de Dios? (v. 20-22)
  4. ¿Qué pasaría con los hermanos de comunidad si en lugar de hacer la voluntad de Dios hacían conforme a ‘su conveniencia’? (v. 7-9)
  5. ¿Qué pasaría con nosotros mismos? (v. 14-15)
  6. ¿Qué respuesta dieron a la voluntad de Dios (v. 17-19)
  7. ¿Arriesgaron a perder las bendiciones ya obtenidas? (v. 16)
  8. ¿Comprendieron que no era su conveniencia sino la voluntad de Dios? (v. 25-27)
Vamos ahora al libro de Josué
¿Está la bendición de Dios en los bienes, sean estos, materiales o espirituales? (Cap. 1:13)
  1. ¿En qué posición de la ‘batalla’ debían posicionarse, respecto a los hermanos de comunidad? (v. 14)
  2. ¿A quién deben representar los guías de la comunidad y qué actitud deben asumir los guiados? (Cap. 22:2)
  3. ¿Cuál fue el cumplimiento respecto a la voluntad de Dios? (v. 3)
  4. ¿Cuál fue la recompensa que obtuvieron? (v. 4)
  5. ¿Cuáles fueron las recomendaciones del guía? (v. 5)
Las respuestas a las preguntas 13 y 14, ¿qué palabras de Jesús te recuerdan? (Mateo 11:29)
Aplicación:
Nuestro peregrinar no ha de estar dirigido por ‘nuestra conveniencia’ sino por la voluntad de Dios, la que habremos de discernir desde las directivas de nuestro padre y pastor, que Dios ha instituido al frente de nuestra comunidad. Directivas que se van a transmitir en medio del pueblo y para el pueblo de Dios.
No es en los bienes materiales o espirituales donde vamos a encontrar las promesas cumplidas, sino en el ‘descanso de nuestras almas’ al que debemos aspirar. Mientras nuestras almas estén inquietas hay tarea por hacer.
Debemos cuidar las bendiciones que vamos obteniendo, no arriesgarnos a perderlas en nuestro camino y en las sucesivas batallas que nos tocarán librar.
En cada nuevo desafío debemos ir a más y obtener no menos de lo que ya teníamos de antes, por eso no debemos enfriarnos ni dejar que el fuego del Espíritu Santo se apague en nuestras vidas. Nuestras bendiciones pasadas y la gracia que Dios nos ha dado en el pasado deben estar siempre a buen resguardo y en fortalezas de fe.
Pregúntate en que posición estás de la conquista:
· Si estás en la posición de Rubén y Gad, es decir estás cómodo, no creas que ya has terminado de andar, la voluntad de Dios es que te pongas ‘por delante’ de tus hermanos de comunidad y de todos aquellos que aún tienen que luchar por conseguir lo que tú ya has logrado.
· No faltes ni a la Misa ni a la comunidad porque vas a desmotivar a tus hermanos y porque vas a correr el riesgo de volver al desierto y perder lo que has logrado hasta ahora. Dios es fiel, se tú también fiel a su propósito.
· Si estás en la posición de quiénes todavía no han conquistado lo que buscan, piensa que no estás sólo en esta lucha. Que hay muchos hermanos que están luchando contigo, que Dios no te va a abandonar y que tendrás siempre el apoyo de tus guías y tus hermanos. Como le dijo Dios a Josué, te lo dice también hoy a ti (Josué Cap. 1:9)

viernes, 1 de febrero de 2008

Camino de Damasco

Introducción:
La frase ‘Camino de Damasco’ es utilizada para designar un cambio espectacular ocurrido en la vida de cualquier persona. La conversión de Pablo es de las más significativas de toda la historia de la vida de la Iglesia, tanto por la transformación radical de este hombre, como por las consecuencias que desencadenó.
Lucas menciona tres veces este acontecimiento en el libro de los Hechos: (9:1-22), (22:3-16), (26:9-18)
Pongámonos en el día de hoy humildemente en el lugar de Pablo tratando de que su experiencia ponga luz en nuestra propia conversión.
Desarrollo:
Lee Hechos (9:1-22) y contesta las siguientes preguntas:
  1. ¿Qué significaba para Pablo servir a Dios? (v. 1)
  2. ¿Era un hombre sujeto a autoridad? (v. 2)
  3. ¿Qué fue lo que lo tiró a tierra? (v. 3)
  4. ¿Por qué Jesús le dice que lo está persiguiendo a Él? (v. 4)
  5. ¿Qué le sucedió a causa de la Luz de Cristo? (v. 8-9)
  6. ¿Por qué?
  7. ¿Era Ananías un hombre importante, qué posición tenía? (v. 10)
  8. ¿Cómo fueron las instrucciones de Jesús? (v. 11)
  9. ¿Tuvo miedo Ananías? (v. 13-14)
  10. ¿Le dio Jesús seguridad? (v. 15)
  11. ¿Qué hizo Ananías y en nombre de quién? (v. 17)
  12. ¿Qué pasó cuando Pablo recibió el Espíritu Santo (v. 18)
  13. ¿Qué hizo Pablo con la unción que recibió (v. 20 y 22)
  14. ¿La gente notó algo distinto en Pablo (v. 21)
Lee Hechos (22:3-16) y contesta las siguientes preguntas:
¿Es por mucho saber de Dios que estamos en condiciones de hacer lo correcto de acuerdo a su propósito (v. 3)
  1. ¿Qué es lo que hace que nuestra vida tenga un vuelco radical? (v. 6-8)
  2. ¿Jesús les habla a todos al mismo tiempo? (v. 9)
  3. ¿Cuál fue la actitud de Pablo que lo llevó a conseguir su conversión? (v. 10)
  4. ¿A qué nos destina Dios cuando aceptamos convertirnos? (v. 14)
  5. ¿Qué es lo único que necesitamos para ponernos en acción? (v. 16)
Lee Hechos (26:9-18) y contesta las siguientes preguntas:
  1. ¿Cuál es la misión que Jesús nos encomienda? (v. 18)
Aplicación:
Tú eres un militante del pueblo de Dios, porque Él te ha llamado de las tinieblas a su Luz.
Quizás hasta ahora hayas vivido en el cumplimiento de normas como normas en sí, como un modo de vida para que ‘te vaya bien’. Pablo también estaba convencido que si cumplía con la ley, cumplía con Dios.
Fue hasta que tuvo un encuentro personal con Cristo que pudo comprender que sin él la letra es muerta. Conocía de memoria la ley pero ahí no estaba Cristo. Cuando lo buscamos a Él, sólo entonces podremos ‘ver al Justo y escuchar directamente su voz’.
Jesús quiere que tú tengas un encuentro personal con Él.
¿Recuerdas a tu Ananías? ¿Quién te presentó a Cristo y su propósito? Da gracias a Dios en este momento por su vida.
Pero piensa también, que tú puedes ser un Ananías para la vida de otros Pablos. Él no era un hombre especial, (no se vuelve a nombrar más en la Biblia), tenía temores y vergüenzas como las que tú puedes tener, pero hubo algo a su favor que tú tienes que rescatar: confió y obedeció, y así su misión tuvo éxito, fue un tremendo instrumento en las manos de Jesús, como lo puedes ser tú también.
Quizás cuando ten encuentres con Jesús, tengas que estar ciego un tiempo – mientras te reprogramas – quizás estés viviendo hoy ese tiempo de ceguera que no comprendes porqué a ti. Cuanto más hayas aprendido en la dirección incorrecta más vas a tener que desaprender. Quizás eso duela, pero al final serás una nueva persona, y los demás se van a dar cuenta, pequeños – o grandes – destellos del brillo de Cristo se van a reflejar en ti.
¿Qué vas a hacer cuando te encuentres con Cristo que vivo y resucitado te está buscando para hablar contigo? Humíllate delante de él, nada de lo que tengas o lo que seas va a tener valor si no lo rindes a sus pies. No pierdas tu tiempo en una larga serie de pedidos o reproches.
Hazle la pregunta correcta:
¿Qué debo hacer Señor?[i]
[i] Esta ha de ser la ‘frase guía’ de nuestra comunidad para este año 2008, el cual a partir del 28 de junio – fecha del cumpleaños de San Pablo - , el Santo Padre Benedicto XVI, ha decretado como Año Jubilar del Apóstol Pablo